domingo, 13 de febrero de 2011

"Coslada, qué hermosa eres"

...Pero vaya carrera más perra nos hemos marcado allí esta mañana. Cross de los duros, con cuestas pronunciadas y en ocasiones largas, y con una zona "divertida" de bosque con múltiples curvas de 180º y múltiples zig-zags. Un entrenamiento, por tanto, de los buenos, y en el presente mes de febrero, cuando no cabe pensar en bajar el pistón en los entrenamientos y a apenas 5-6 semanas de las carreras objetivo de marzo.


En la primera vuelta se desmarcaron progresivamente dos atletas, entre ellos Oscar del Barrio. En esta ocasión erré en la táctica de carrera, pues me quedé descolgado en los primeros pulsos de la carrera y por delante de un grupo de cuatro unidades que no me alcanzó hasta el inicio de la segunda vuelta. Me subí a su carro a lo largo de la segunda vuelta, delegando la responsabilidad de marcar el ritmo a dos atletas del club anfitrión. Me las vi y desee para aguantar y no apearme de ese tren, pero al comienzo de la última vuelta decidí dejar ir al grupo cuando un atleta de Coslada atacó y rompió el grupo. Sin embargo, ahora sí, logré reengancharme al 5º clasificado virtual.



***En este punto, me planteé engancharme a su ritmo para afrontar, con más garantías, la última parte de la carrera. Pero decliné esa opción para animarme a superarle procurando no titubear en el empeño. En los 1200-1400 metros previos, éste había girado la cabeza unas tres veces para comprobar , deduzco, cuánta distancia me sacaba. Y no cabe duda: mirar hacia atrás en repetidas ocasiones no es sino un síntoma de debilidad. Así las cosas, decidí atacar con todas las consecuencias y rebasarle sin mostrar muestras de flaqueza; algo así como un "voy en serio, si quieres seguirme vas a tener que sufrir", ¡aunque todo sea puro teatro!, porque las estaba pasando putas (¡!). El requiebro fue todo un éxito, marcándome un último kilómetro a tope y, sobre todo, sin mirar atrás. Sólo a escasos 200 metros de la meta, cuando no podía más, me cercioré de que no me cogería el que finalmente fue 6º, y como en este cross no peleamos por los tiempos, si no por el puesto, me dejé ir en los últimos metros.


En la línea con este apunte, resulta imposible no traer a la memoria imágenes de Fermín Cacho y su inquietante y frenético movimiento de cuello cuando firmaba auténticas rectas finales de vértigo. ¿Cuántas veces mira hacia atrás en los últimos 100 m en la final mundialista de Atenas 97?

¡No mires hacia atrás!


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