viernes, 23 de mayo de 2014

BERLIN: parte de guerra

Veni, vidi. Berlín. Seis letras que de seguido retumbaron en mi cabeza durante meses. Su capacidad para evocar pensamientos es ilimitada y simplemente excitante. En este rincón abordaré principalmente uno de ellos aunque indisolublemente unido a todas las demás. Hablemos de correr.

A principios de enero y en pleno invierno llegué a la capital alemana para comenzar mi fase I como becario del ICEX en la Oficina Económica y Comercial de España. 

Berlín se encuentra en el epicentro de la conocida como Gran Llanura Europea, un vasto territorio que se extiende desde Bélgica hasta Polonia y en el que la elevación queda entre los 0 y los 200 m de altitud. No hay relieve, ni montañas, ni alegría.  

En este punto, cobra sentido una de las verdades universales que rigen nuestro particular mundo. Todos lo sabemos. Berlín es muchas cosas, pero además es la ciudad del maratón. Es la urbe más rápida del planeta para correr la distancia que los humanos contemplan como la prueba reina de la larga distancia. Y no es de extrañar. Aquí comienza mi historia.

Berlín me recibió casi a oscuras. Tras varios meses de sol y de mañana, me vi obligado en las primeras semanas a explorar la ciudad de forma nocturna, con la tensión de memorizar cada rótulo y cada para poder retomar el camino de vuelta a casa. Además, la escasa visibilidad desde antes de las 5 de la tarde no me facilitaba poder identificar el tipo de suelo que pisaba. Unas primeras semanas, en definitiva, nada agradecida.

La segunda semana trajo un frío más intenso, y también llegó el momento de ir asumiendo una de las características -y claro defecto- de la ciudad. Cuando sales a entrenar, más del 50% del terreno es asfalto. Incluso muchos parques están asfaltados. Sí, una tragedia en mayúsculas para un corredor que se recrea en sus manías y que habitualmente corre por zonas verdes con bastante relieve. Ok, de haber nacido aquí no sabría lo que es un cross. 

Con la temperatura en negativo llegó, irremediablemente, la nieve. Es decir, a la oscuridad se sumó el frío y el miedo a resbalar sobre la nieve. Pero ante el buen tiempo no quedó otra que poner buena cara: la nieve se convirtió en un aliado para combatir la dureza del asfalto: así, y desde el portal de mi edificio, podía llegar a los parques sobre una mullida alfombra blanca. Los efectos colaterales de esto fueron, por un lado, la prolongación de un constipado aberrante que sólo logré aniquilar cumplido el primes mes aquí; y ciertas limitaciones a la hora de entrenar ya que sobre la nieve se antoja imposible coger mucha velocidad.

Hubo ciertos días en que llegamos a rozar los -13C y en los que uno se plantea si es necesario hacer esto. Pero afortunadamente las temperaturas subieron y volver a ver 0C en el termómetro fue una auténtica fiesta, aunque durante los días siguientes correr tampoco fue fácil por el plus de peligrosidad que implica el deshielo y, en algunos sitios, el barro.

Y con esas llegó la primera carrera en Berlín. Sobra decir aquí que cualquier carrera en la ciudad es eminentemente llana -¡no es nada fácil encontrar lugares para hacer "cuestas"!. Corrí los 10km de Plänterwaldlauf en el parque del mismo nombre, en el sureste de la ciudad. Una carrera bastante concurrida por ser una de las primeras del año ya que, a pesar de celebrarse a principios de febrero, en estas fechas y debido al clima los alemanes apenas organizan este tipo de eventos al aire libre.

Allí conocí a Andrés, otro aguerrido corredor invernal que también entrena aquí pese al frío y que quedó, a la postre, entre los 10 primeros clasificados. Sin embargo, y en el transcurso de la carrera, me comí 10.000 metros yo solito con la incomodidad añadida de las mallas largas y el cortavientos. Por todo esto la carrera no fue excesivamente divertida, pero para mi sorpresa, y cuando terminábamos de enfriar tras la carrera, me llamaron para subir al podio -como se celebraba simultáneamente con otras distancias y había más de dos corredores delante de mí en carrera no lo pude calcular-. En definitiva, el broche a la jornada con el que celebrar, también, mi primer mes en Berlín.
  
Los días se fueron haciendo más largos  y las temperaturas más agradables. Siempre escuché hablar de Tiergarten como nuestro “Retiro” Madrileño o como el Central Park de NY. Pero Tiergarten (“el jardín de los animales”) es ahora mi segunda casa. Tiene un perímetro de aproximadamente 6km y un intrincado nudo de caminos de tierra y asfalto por el que deambulan corredores, ciudadanos en bici, paseantes, conejos y hasta zorros.

En marzo llegó la segunda carrera, Lauf im Britzer Garten, que sobre una distancia de algo menos de 10km (calculo que 9.750m), corrí en 33:14, un resultado muy satisfactorio, también, por el sexto puesto alcanzado. Se trataba, además, de la primera carrera puntuable para la Copa de Berlín -Berlin Läufercup-, un torneo anual que aglutina algunas de las pruebas en ruta más importantes de la ciudad y en la que espero sumar el máximo de puntos posibles en este 2014. Mucho nivel por arriba; pero erróneamente planeada al excederme en la primera parte de la prueba (y pagándolo consecuentemente en la segunda)

La interminable lista de cosas que hacer en Berlin; las escapadas de fin de semana; las clases de alemán; o las visitas de amigos y familia no me permiten, en definitiva, encontrar una rutina habitual de entrenamientos similar, al menos, a la que tengo en Madrid. No obstante, y pese a no preparar específicamente un objetivo, mi motivación ahora se mantiene intacta ante la abundante variedad de pruebas y competiciones en el calendario. Cada carrera supone un lugar nuevo que conocer, una aventura diferente, y caras inéditas con las que compartir kilómetros. En pocas palabras, procuro mantener un nivel de forma aceptable pero por ahora no puedo ni contemplo afinar para una cita concreta. Correr ahora es secundario :)

En el mes de abril retomé la senda de las competiciones y fue de lo más ilusionante.
La primera de las tres carreras fue la Pankower Frühlingslauf (carrera de primavera) , sobre un recorrido de 12,5 km y sobre tierra. El planteamiento de esta fue eminentemente táctico: encabecé la carrera con otros dos corredores a un ritmo cómodo de 3:40 y a partir del km 7,5 decidí incrementarlo para comprobar si los otros me seguían. Sólo lo hizo uno de ellos, Gerrit Wegener, que se puso a mi espalda y que a falta de 1,5km para meta atacó con todo y que me aventajó finalmente  en 10 segundos. Un segundo puesto bien luchado y 20 puntitos más para el Rk del circuito de carreras.

Una semana después y coincidiendo con el domingo de Pascua disputé la Wartenberg Osterlauf (carrera de semana santa) en el este de la ciudad, De nuevo esa distancia algo extraña de 12,5km y en esa ocasión menos participantes. Pronto localicé al rival más fuerte, un chaval desgarbado de aproximadamente 1,85m de alto, de proporciones atléticas y con camiseta de club. Me puse a su espalda y fácilmente recorrimos juntos la mitad de la prueba. Sin embargo percibí que su ritmo iba diminuendo y decidí subir una marcha. Y así fue como poco a poco me fui distanciando por delante y afianzando ese primer puesto que saboreé muy especialmente en los metros finales, sobre una pista de atletismo y con todo lo calurosa que puede ser la ovación de los alemanes que allí estaban. Ahora bien, el speaker se portó en esos últimos 100m anunciando también que había logrado mejorar la mejor marca en esa prueba… ¿yo??? "Einen phantastischen neuen Streckenrekord in 43:06 durch unseren spanichen Gast Miguel Garcia aus Madrid." Lo que se tradujo en un más que generoso agasajo cuando más tarde subí al podio.


Y la última prueba en la que he tomado parte ha sido tal vez la más especial de todas. Se trata de la RBB Lauf Postdamer Eindrittelmarathon, que se celebra en esta bonita ciudad, a escasos kilómetros de Berlín y considerada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Patrocinada y organizada por la TV de Berlín, es, por decirlo así, una carrera mediática, masiva (2000 participantes) y con cierta trayectoria.

Pues bien, el circuito de 15km discurre tanto como por el Postdam de postal como por el Potsdam de extrarradio, pero siendo siempre eminente mente llano.  Pasados los primeros kilómetros y una vez hecha una selección natural de cinco corredores, la carrera es amenizada por orquestas de música y equipos de animadoras en alguno de los puntos más céntricos de la ciudad. Pero pasado el ecuador de la prueba llega la hora de la verdad: aquí nadie se atreve a tirar y nos estamos amodorrando yéndonos de 3:25 a 3:35 en esta parte de carrera. Soy yo el que me animo a imponer un ritmo más alegre y al paso por el km 10, que marcamos en algo menos de 34min ya por fin sólo quedamos 3. Pero templo los nervios y me digo que queda mucha carrera. Uno de mis dos compañeros de viaje se ha venido arriba de repente y empieza tirar con seguridad y con convicción. Pero en lugar de venirme abajo me digo que esto me va a venir bien para que alguien me lleve a meta cuanto antes!. Durante esos kilómetros finales a 3:25 noto que las patas ya van avisando de que muscularmente están sufriendo, pero soy el tercero en discordia y no me quiero despegar del culo de los dos alemanes, que miran mucho hacia atrás para comprobar si me quedo. A unas malas seré el tercero pero hay que aguantar como sea.

Kilómetro 14.5. Se escuchan los altavoces de la meta. El cansancio y los nervios nublan la mente y, cuando el alemán que tiraba tiene aún otro cambio y se va, pienso que me tengo que ir a morir tras él aunque no logre alcanzarle pero con el fin de disuadir al tercero de seguirme. Sufrimiento en mayúsculas en los preciosos metros finales, con cientos de persona animando sobre el puente Glienicker Brücke, símbolo no sólo ciudad  sino también de la Guerra fría, pues durante décadas separaba las dos Alemanias y los dos grandes regímenes mundiales. Finalmente y sin amenazas desde atrás levanto los brazos para celebrar un segundo puesto que me hace muchísima ilusión. Además, el tiempo final de 46:56 arroja un ritmo medio cercano a los 3:20 y poco, con lo que quedo muy muy satisfecho.




..el objetivo sigue siendo disfrutar pero, me ronda la idea de intentarlo con una media hummm
 ¡Seguiremos informando! :)

4 comentarios:

  1. Qué grande crack. Repartiendo calidad por tierras Alemanas, eres nuestro orgullo y modelo. Qué feliz me pone leer La Aventuras de Miguel en Alemania, te lo digo muy en serio. Aparte de que, ¡ofu! ¿mantener la forma? leo por ahí ritmos en carrera de 3:20... Amigo, no te digo nada.

    Sigue disfrutando como lo haces, por aquí, algunos te echamos d emenos, te lo aseguro.

    Un abrazazo enorme

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  2. Se me paso decirte que la media, ¡también empieza a llamar a mi puerta! ¿Ya has hecho alguna?

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  3. Olee, me alegro mucho de que estés aprovechando tan bien tu estancia en Berlín. Seguro que no estás echando de menos España porque se te ve supercontento! Encima sigues corriendo a un nivel estupendo. Seguro que ahora con el buen tiempo vas a disfrutar incluso más.

    Un abrazo.

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  4. qué fuerte que has abandonao tu blog ... pfff ...

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