martes, 3 de mayo de 2011

Prepara tu salto último

...que Asturias está aguardándote. Garfias dixit.

Si no el último, de los pocos coletazos que le restan a esta campaña. El pasado sábado participé en el Cto. de España de Media Maratón en Gijón, donde se disputaba también el Cto. regional de la distancia y la versión propiamente popular de la carrera. Tras el patinazo en la Media de Cartagena, dónde conseguí la mínima para estar en Gijón, venía algo desinflado, con la sensación de haber cumplido ya, y por encima de mis expectativas, en el cross y en los 10km en ruta, que es mi distancia favorita.



Aún así y todo, me presenté a la cita después de estar 20 días sin competir, algo que, por otro lado, creo que también necesitaba. Nunca me detengo en describir las condiciones metereológicas, pero la temperatura allí era simplemente perfecta. Calentando en la cámara de llamadas pude saludar también a algunos atletas madrileños. Esta gente viene a dar guerra y yo he venido con lo puesto. Ojala, pienso entonces, salga una carrera buena.

Los primeros 3km fueron muy tranquilos hasta el momento en que nos dio caza el grupo de mujeres, encabezado por Julio Rey y que hacía las veces de liebre de su mujer y también atleta Vanesa Veiga -ganadora de la prueba a la postre-. Me adapto sin dificultades al grupo, que cuenta con hasta 20 corredores y que no hace otra cosa que seguir el ritmo que marca el subcampeón mundial de maratón en 2003 y plusmarquista nacional. Pronto me doy cuenta de que están corriendo de menos a más y que ya desde ahora se están decidiendo las medallas en categoría femenina.
Antes de llegar al km 7 nos encontramos con la desembocadura al mar de la pequeña ría que también rodea al estadio del Molinón. Allí se da cita mucho público y entre tanta gente está mi familia.



Pasado el km 7 decido acomodarme al ritmo que demanda mi cuerpo y a mi espalda se forma un grupo majete de cuatro atletas, incluida la cuarta chica "virtual", pues a partir de ahora se notarán los efectos de la escabechina que ha organizado Veiga, a la que sólo aguanta la finísima Elena Espeso, que en la pasada SSVI me adelantara en el Puente de Vallecas.

El trazado de la carrera discurre, a lo largo de todo el km 9, de forma paralela a la playa de San Lorenzo; ¡qué pasada!. Llegamos al km 10 y toca mirar al reloj ... Jajaja no me lo puedo de creer, es para matarme. Debía marcarlo en 36:30 y yo, apurando, preveía el paso en 36:00; qué suicidio, pensaba yo. Pues 35:00, toma. Eso es arte. Sonrío en plan ¿por qué?¿Lo puedo calcular PEOR?? Pero por otro lado mis piernas van a lo suyo y responden bien, ¿por qué no seguir y eludir los fantasmas de la petada en Cartagena? Pues hala, venga. Comencemos de cero pensando en que otra carrera es posible.

Desde ese momento, un compañero de viaje del A.D. Marathon y yo nos turnamos el relevo a la hora de tirar del pequeño grupo. Bonito pacto no escrito. Sobrepasamos a algunos atletas que han pinchado y capeamos el pequeño vendaval que ahora está en nuestra contra mientras tomamos el viaje de vuelta a la meta. Y así van cayendo, uno a uno, los kilómetros. Esto de las medias es duro, sí... Me pesa la fatiga muscular, pero mi sensación es la de que el cuerpo aguanta. Hay momentos duros, de acuerdo, pero preservando la concentración, me atrevo a creer entonces, podré aguantar hasta meta.

Además, no puedo, qué digo, no quiero perderme por nada el desenlace de esta historia, pues el atleta del A.D. Marathon ha entrado en trance y no deja de exhortar y de perjurar a pleno pulmón para auto-motivarse –eso me explicó poco después, el majo de él-. Para colmo, otro de por atrás rubrica el juramento con un estertor que, todos lo sabemos, pertenece a Chewaka. Oh dios mío, ¿qué está pasando? dios me va a castigar con flato si no secundo su grito de guerra en esta especie de comunión bizarra.


En ese momento, y pasado el km 19, nos adelanta a lo kamikace un atleta que prevé y así nos lo susurra, que va a por menos de 1h15. ¡Ja! Para qué queremos más. Los que eran mis colegas se van tras él y yo trato de no perder comba, pero no les sigo porque sé que soy capaz de sufrir como un cerdo durante 1km, pero durante 2km NO.

A escasos metros de mis compañeros observo que éstos no pueden seguir el ritmo del atleta-profeta y que, con la tontería, estamos ya en el km 20, y ahora el que se revuelve y agita es un servidor cuando hago una rápida suma mental y preveo una marca, para mí, impensable.

"¡Vamos coño!" Hala, ya lo he dicho. Sobrepaso a dos atletas pinchados y tengo ya a mi alcance otra vez la camiseta roja del club madrileño. Animo a éste para que no muera aún pero grita, literal, que no puede. Últimos 300 metros en la pista y reencuentro con la pesadilla de los agónicos trabajos en pista mirando el reloj (llevo dos años sin entrenar sobre el tartán) Venga que puedo, venga que es posible, paso a un atleta en los últimos 100 m y en el marcador se suceden los segundos 52, 53, 54, 55, qué voooooooy ¡¡¡1h14 57!!! Que se quedan en 1h 14'53" netos. En este enlace queda recogida mi llegada a meta.


Nunca me había pasado, pero poco después de entrar en meta me entra una extraña risa tonta. No venía motivado a Gijón, la distancia se me antoja aún larga y desde octubre no he dejado de correr 60km semanales, 65 a lo sumo. La suerte, la atmósfera especial de la competición, el hecho de correr en Asturias o el resultado del trabajo previo, aunque no muy específico, me han brindado, posiblemente, la oportunidad de tener un día de esos que a uno le gustaría enmarcar. No lo entiendo, tampoco ahora, pero en ese momento me hace mucha gracia.

Rodaje posterior con Alfonso, canguro y compañero de entrenamientos, y con la compañía eventual de otro canguro y de Pablo Villalobos, que fue #5 en el Cto. de España. En mi caso, acabé en el puesto #83 de dicha clasificación.

Ahora sí, toca descansar un poco y repensar que hago hasta el verano.
Gracias también a los amigüitos que me animaron por facebook.

Amén.