jueves, 20 de diciembre de 2012

Como el turrón

Coincide que, en diciembre, se dan cita dos de las carreras con mayor componente emotivo para el que suscribe. Ya el año pasado me detuve en bosquejar, con algo más de detalle y con ciertos visos de ¿lírica?, algunas de las peculiaridades de esta prueba. En definitiva, se celebra en las inmediaciones de una suerte de zona telúrica donde se han sucedido algunos episodios de mi historia personal.

Llama la atención cómo perdura una prueba con 30 años de trayectoria y cómo resucita con cada ciclo y con cada nueva hornada de atletas y ahora también de triatletas en ciernes. En cualquier caso, siempre se dan cita corredores de todos los niveles. En estos últimos años se hicieron con los primeros puestos algunos atletas de semi élite, si se me permite,  como David Apraiz, Abdilah Foursi (tercero recientemente en Canillejas) o  Javier Ramírez de Arellano (tercero en la SSVP del pasado año). Y afortunadamente, y a pesar de estar un escalón por debajo respecto a éstos, este año he podido resarcirme del cuarto puesto del año pasado e incluso mejorar el tercero de hace dos.

Fantástica imagen maqueada por Juanqui

Antes de la salida pude calentar con Rubén y compartir nervios con Juanqui y su tropa, y es que, en cualquier caso, en esta prueba se respira familiaridad. Tras efectuarse la salida, me fui hacia las primeras posiciones a la vista de que ningún corredor tomaba la iniciativa. Tanto fue así que me coloqué primero por simple inercia y tiré del grupo de cabeza durante la primera de las tres vueltas -de 2km cada una-. Al concluir la primera vuelta miro por fin hacia atrás y compruebo que sólo somos tres en el grupo.


Me hecho a un lado y obligo a Javier Ramírez a llevar las riendas: él es quién atacará cuando quiera y prefiero no ser yo quién se lo ponga fácil al otro atleta que nos acompaña. La carrera sigue, por tanto, comandada por Ramírez hasta el final de la segunda vuelta, cuando éste ataca y yo, consciente de mis posibilidades, no aumento las revoluciones, si no que espero a una posible reacción del otro atleta. Como parece que éste va sufriendo, decido aprovechar las bajadas y las cuestas para ir ampliando la distancia y así, poco a poco, gano ventaja con el objetivo de que no haya que decidir el desenlace en un final apretado. 
  
A falta de un kilómetro comienzo a pensar que voy a conservar el puesto y disminuye la ansiedad por la cada vez menos peligrosa persecución del tercero. Los últimos 200 metros se convierten en un baño de masas emocionante y saboreo la entrada en meta como si fuera la primera vez. 


Las clasificaciones, aquí.

La alegría de este domingo compensa algunos dudas que albergué la pasada semana, cuando me hice un esguince mientras entrenaba entre las tinieblas de las noches cerradas a eso de las 23:00 horas, mi hora habitual por las obligaciones diarias. Al día siguiente, a la deformación por el torcimiento se sumó un ‘hostión’ terrible que me di en el calcáneo del mismo pie… ¿Una señal tal vez?.

Muy bien acompañado por Juanqui y Jose

En dos semanas tenemos la cita más especial del año. La Vallecana ya está aquí y pese a los horarios locos voy a intentar poner lo mejor de mi parte en estas dos últimas semanas de entrenamiento antes del 31. Como el célebre eslogan publicitario, 'vuelvo' a casa en estas fechas y me marcho con un sabor realmente dulce. Como el del turrón.

¡Un saludo a todos!  

2 comentarios:

  1. Enorme Miguel,

    corriste genial y yo, simplemente orgulloso de haber estado cerca de tus ritmos aunque fuera por poco timepo y sobre todo de haber compartido el "antes" y el "después"...

    Enhorabuena por el puestazo.

    ¡A por la Vallecana!

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    1. ¡Y por cierto!

      ¡Las instantáneas son de la cada vez más eficiente técnica de mi chica Carol!

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